Cómo las personas mayores en México están construyendo un legado digital y emocional

EL VALOR DEL AUTOCUIDADO Y EL LEGADO DIGITAL EN LA ETAPA MAYOR

En México y América Latina, el grupo de personas mayores de 60 años representa ya una proporción significativa de la población. En varias entidades, una de cada cinco personas pertenece a este sector y todo indica que esta tendencia seguirá creciendo aceleradamente en los próximos años. Ante este escenario, surge la importancia de replantear cómo se vive esta etapa, no solo desde el cuidado físico, sino también desde la conexión emocional, la preservación de la memoria y la construcción de un legado que trascienda.

Mi Legado propone una guía práctica para fomentar el autocuidado y fortalecer el sentido de propósito. Entre las recomendaciones más valiosas está conectar con uno mismo a diario a través de pequeños rituales: escribir pensamientos en un diario, escuchar música que evoque buenos recuerdos o simplemente dedicar unos minutos a respirar profundamente. Estos gestos sencillos pueden mantener la mente serena y estimular la introspección.

Compartir historias también es esencial. Relatar vivencias a hijos, nietos o amigos no solo fortalece los vínculos familiares, sino que dignifica la experiencia de vida. El 84% de las personas de 53 años o más ya utiliza medios digitales como llamadas, mensajes o redes sociales, lo que facilita preservar estos recuerdos en audio, video o álbumes virtuales.

La digitalización se convierte así en una aliada poderosa. Escanear documentos importantes, resguardar contraseñas y designar a alguien de confianza para gestionar la memoria digital asegura que la historia personal y las decisiones importantes estén protegidas. Herramientas como Mi Legado, disponibles en formato digital, libro de trabajo y carpeta física, permiten centralizar información clave y garantizar su acceso cuando más se necesita. Según la ENDUTIH 2023 del INEGI, más del 87% de las personas mayores ve televisión y el uso de internet en el grupo de 55 a 64 años creció 6.9 puntos porcentuales en un año, lo que confirma que la tecnología está cada vez más presente en esta etapa.

Reflexionar sobre lo que se deja a los seres queridos es otro punto central. El legado no se limita a los bienes materiales; incluye valores, aprendizajes y decisiones conscientes que marcan cómo se quiere ser recordado. En un momento de la vida donde pueden llegar los duelos o los cambios en el rol social, resignificar la propia historia puede devolver un profundo sentido de propósito.

Incluso, un testamento solidario puede prolongar la influencia positiva al destinar parte del patrimonio a causas que resuenen con los propios valores. Esta acción no solo deja huella, sino que refuerza el sentido de comunidad y compromiso social. Como señala Mayra González Moreno, fundadora de Mi Legado: “Autocuidarse también es decidir qué queremos dejar al mundo, y cómo queremos ser recordados”.

En una sociedad que envejece rápidamente, hablar de autocuidado, legado y tecnología ya no es opcional, es una necesidad. La oportunidad de vivir esta etapa con plenitud, propósito y conexión está al alcance, y comienza con la decisión de cuidar no solo el presente, sino también lo que quedará como testimonio de nuestra vida.

Comentario / Opinión
En un mundo que envejece rápidamente, pensar en el legado que dejamos ya no es un lujo, es una necesidad. La historia, las enseñanzas y las decisiones que tomamos hoy pueden convertirse en una fuente de inspiración y guía para las generaciones que vienen detrás. La tecnología, bien utilizada, permite que esa huella sea más duradera y accesible que nunca.