La transición hacia la sostenibilidad está remodelando el panorama laboral global, donde los “green jobs” emergen como esenciales para las organizaciones que buscan adaptarse a las nuevas demandas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG). A pesar de que 8 de cada 10 organizaciones están desarrollando planes de ESG, un reporte titulado “Green jobs: tendencias de negocio y empleo sostenible” revela que el 94% de estas carece del talento necesario para alcanzar sus objetivos. Esto subraya una considerable brecha de habilidades necesarias para fomentar una economía más verde y sostenible.
Según Ivonne López, Gerente de Marca y Experiencia del Candidato en Pandapé, las competencias verdes son un conjunto de habilidades y conocimientos cruciales para operar en el ámbito de la sostenibilidad. Estas incluyen desde el desarrollo e implementación de tecnologías limpias hasta la gestión sostenible de recursos y la reducción del impacto ambiental. La promoción y el desarrollo de estas habilidades son vitales para la empleabilidad y adaptabilidad en un mercado laboral que evoluciona rápidamente hacia prácticas más sostenibles.
Además, una cultura organizacional que valora la sostenibilidad no solo mejora la competitividad y la reputación corporativa, sino que también atrae a talento de alto calibre. El “Informe sobre el Futuro del Empleo 2023” del Foro Económico Mundial indica que para el 26% de los candidatos, la sostenibilidad es un criterio crucial al evaluar la cultura y los valores de una empresa. Este enfoque no solo prepara a las empresas para prosperar en un futuro orientado hacia la sostenibilidad, sino que también las posiciona como líderes en la construcción de un futuro más próspero y sostenible para la sociedad.
La necesidad de talento verde en el mercado laboral es más que una tendencia; es una transformación crucial que dicta la dirección del desarrollo empresarial y económico futuro. Las empresas que invierten en habilidades relacionadas con la sostenibilidad están no solo asegurando su lugar en un mercado competitivo, sino también contribuyendo activamente al bienestar del planeta y de la sociedad. La adaptación a esta nueva realidad no es solo estratégica, sino una obligación moral para con las futuras generaciones.