Vino, diseño y creatividad: el evento de Hilo Negro que combinó moda y enología

En un ejercicio de creatividad sensorial sin precedentes, la vinícola Hilo Negro unió dos mundos aparentemente lejanos: el arte de la costura y la enología. El pasado 26 de marzo, el taller de costura de Hilo Negro reunió a entusiastas del diseño, la moda y el vino en un espacio donde las texturas, aromas y sabores se combinaron para dar vida a una experiencia única.

La cita fue en la Academia Sistema C y C, ubicada en Campeche 351 int. 101, en la colonia Hipódromo Condesa de la Ciudad de México. Allí, los asistentes aprendieron a utilizar máquinas de coser reales guiados por maestras expertas, mientras exploraban las notas, los matices y el carácter de tres etiquetas premiadas de Hilo Negro, vinícola mexicana con sede en el Valle de Guadalupe.

La experiencia fue más que un simple taller: se trató de un maridaje simbólico entre técnica y sensibilidad. Cada puntada en tela encontraba su símil en cada sorbo de vino, revelando que tanto la costura como la elaboración del vino requieren paciencia, precisión y creatividad.

Durante la cata, Hilo Negro presentó tres etiquetas emblemáticas inspiradas en las puntadas que dan nombre a cada vino:

Tricot, un rosado vibrante y flexible, de tonalidad fresa y notas frescas de cerezas y flores. Su acidez balanceada lo convirtió en el acompañante ideal para ensaladas, mariscos y pastas ligeras. Como el tejido que le da su nombre, este vino tejió una experiencia elegante y resistente, capaz de emocionar desde el primer sorbo.

Escala, un Syrah complejo y elegante, presentó un color rojo brillante y aromas intensos de moras y flores. Con taninos suaves y una crianza de 24 meses en barricas de roble francés, ofreció sabores de vainilla y caramelo, como una costura decorativa que da identidad a una prenda. Ideal para carnes asadas, quesos maduros y pastas contundentes.

Zigzag, un ensamblaje de Nebbiolo y Syrah, brilló por su versatilidad y estructura. Con notas de cerezas, frambuesas, té negro, chocolate y café, este vino tinto de textura aterciopelada fue perfecto para platos con carnes rojas como cordero y cerdo. Una opción clásica con alma moderna, que se convirtió en uno de los favoritos de la noche.

Con premios en concursos como el Concurso Mundial de Bruselas y Bacchus, Hilo Negro reafirma su identidad como una vinícola que no teme experimentar ni rendir homenaje al arte mexicano desde nuevas perspectivas.

El evento fue un homenaje a la precisión, el detalle y la pasión por el oficio, dejando claro que tanto un buen vino como una buena puntada pueden narrar historias inolvidables. Una cita donde el diseño, el sabor y la emoción se cosieron con el hilo de la creatividad.

Comentario u opinión

El taller de Hilo Negro fue más que una cata o una clase de costura: fue una experiencia que hilvanó lo sensorial con lo artístico. En un mundo donde las marcas buscan diferenciarse, esta propuesta logra trascender la simple promoción para convertirse en una vivencia emocional. Es un claro ejemplo de cómo el vino puede ser parte del diseño, del arte y del estilo de vida contemporáneo.